El arbitraje se refiere a la práctica de comprar y vender propiedades en dos o más mercados para poder beneficiarse de los diferentes costes.
De este modo, un individuo puede comprar la propiedad que desea en un mercado y ofrecer rápidamente el mismo artículo en otro mercado, pero a un precio más alto.
La razón por la que el arbitraje es un problema es la ineficiencia del mercado. Esto significa que un determinado activo puede tener un coste de negociación distinto en diferentes mercados, independientemente de que cada uno de ellos ofrezca el mismo producto (o uno bastante similar).
En el mundo de los mercados monetarios, el concepto de arbitraje suele considerarse una tensión fundamental porque impide que los distintos mercados generen tipos significativos entre activos comparables o similares.
Por ello, el proceso de arbitraje se basa en pequeñas diferencias de tipos y, en consecuencia, suele ser causa de un aumento de la convergencia de costes. La velocidad a la que se produce esta convergencia puede utilizarse como medida de la eficacia general de los mercados.
Un mercado completamente fiable no permitirá el arbitraje en absoluto, ya que cada activo comercializado tendría el mismo precio en todas las bolsas.
Si se hace correctamente Si se hace correctamente, el arbitraje podría considerarse un método eficiente para maximizar el valor de las fluctuaciones de precios que se producen en un corto periodo de tiempo.
Sin embargo, es importante ser consciente de que los robots de negociación operan en todo tipo de mercados, y algunos fueron diseñados específicamente para aprovechar las posibles posibilidades de arbitraje.
Por lo tanto, el comercio de arbitraje podría ser arriesgado dependiendo de la estrategia y la ejecución.
En el mercado de criptomonedas, la mejor manera de beneficiarse de las oportunidades de arbitraje es evitar hacer compras a través de la cadena de bloques. Por ejemplo, si el inversor está planeando arbitrar con Bitcoin utilizando dos intercambios, lo mejor es poder tener cuentas en ambas plataformas.
Además, es necesario que ambas cuentas puedan financiarse por sí mismas para poder negociar con rapidez y no tener que depender de las verificaciones de los depósitos o retiros (que pueden tardar una hora o más dependiendo del tráfico de la red).
Sin embargo, aunque tenemos como máximo diez tipos de estrategias de arbitraje, los inversores tienden a referirse a la estrategia que comentamos que es el tipo más común que se conoce con el término «arbitraje puro». Dado que esta estrategia se basa en el estudio de la ineficiencia del mercado y de las variaciones de los precios, más que en la especulación, suele considerarse un enfoque de bajo riesgo.
Otra estrategia menos apreciada se denomina arbitraje de fusión (o arbitraje de riesgo) y, como su nombre indica, es un enfoque incierto que se basa en la suposición de un operador de que un acontecimiento próximo afectará al valor de un bien. Esto podría incluir los gustos de las fusiones, las adquisiciones de empresas o los expedientes de insolvencia.